domingo, 5 de noviembre de 2017

Palabras para la presentación de Los jardines del vértigo, de Rémi Blanchard*

Buenas noches a todos.

En primer lugar, agradezco a La Cartonera de Cuernavaca su generosa invitación para escribir unas palabras de introducción del poemario Los jardines del vértigo, de Rémi Blanchard, y también para estar esta noche juntos en la celebración de la publicación de esa obra.

En febrero del próximo año, se cumplirá la primera década del trabajo encabezado por Nayeli y Dany, pero extendido a un grupo cada vez más creciente de multidisciplinarios artistas radicados en Morelos; así que esta presentación es más un festejo por partida doble.

En ese sentido, es oportuno destacar el significado que tiene La Cartonera dentro de la vida cultural de Cuernavaca en la última década; editorial que ha vivido un proceso continuo de consolidación, del que en diversas ocasiones fui testigo y que quedó plasmado en muchas páginas del desaparecido suplemento cultural Bajo el Volcán, del periódico La Unión de Morelos.

Desde mi trabajo como periodista y editor de la fuente de cultura, que abarca más de cuatro lustros, he visto surgir y finalizar a muchos proyectos culturales de quienes tienen a la cultura como una forma maravillosa y espléndida de experimentar la vida, por lo que aspiran a compartirla con los otros, porque en algún rincón de su mundo interior, saben que es una forma permanente de no olvidar la luz que nos hace humanos.

Ese gusto alegre por querer compartir con los demás, se distinguió desde el primer volumen publicado en La Cartonera: el cancionero El silencio de los sueños abandonados, que da cuenta de la envidiable locura artística y la explosión vital del cantautor Kristos, a quien podían escuchar hasta los que no lo conocían, por la inclusión de un pequeño cd con algunas de sus composiciones. Afortunada medida que ya va para su cuarta edición.

Destacado también, ha sido el logro de publicar a Howard Fast y su Cristo en Cuernavaca -autor al cual, confieso, me aficioné desde entonces, para llevarme inolvidables y gozosas sorpresas-, cuyo título es perfectamente ilustrativo de lo que ha sido esta ciudad capital: un espacio por donde grandes glorias han pasado y hasta radicado.

No en balde entre los periodistas se le conocía a Cuernavaca como un “cementerio de vacas sagradas”, y de cuyo influjo no podía sustraerse ni el personaje que divide a la historia, en esta parte del mundo, en un antes de y después de.

No voy a adormecerlos con un largo desfile de lo que mi memoria recuerda de lo que han sido las presentaciones de muchos de los más de 50 títulos que ha realizado La Cartonera, en la Ciudad de la Eterna Primavera.

Sin embargo, en esta larga lista de volúmenes creados en esta editorial, sigue impresionándome la publicación del poemario Lectio, de Javier Sicilia y que varias de las originales portadas de ese volumen, eran sobre la representación del Calvario del hombre a quien Rémi Blanchard, el autor que hoy nos convoca, describe sin nombrarlo en un fragmento de Quién es este hombre.

¿Quién es este hombre
Vestido de albas remendadas
Que se sienta a la mesa del mundo?
En su corazón un sol atado
En sus sandalias el polvo de los siglos
En su lengua el oleaje elocuente del Verbo.

Poema que escala como joya de belleza metafórica, cuando el bardo francés completa en la última estrofa: “Un relámpago doloroso en su mirada/ Ilumina una corona de abrojos...”

Decía que la publicación del poemario de Sicilia, con sus referencias plásticas al Calvario, sigue impresionándome, porque a los pocos días de salir a la luz esa edición, nos enteramos del espantoso asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega, relámpago que no se apaga en los ojos de Javier.
Sin abusar de su paciencia, agregaría a esta lista de singulares acontecimientos, a la primera publicación bilingüe de La Cartonera, en español y francés, Amoritudes, del propio Rémi Blanchard; y a Salvando el Edén de Lowry, del inglés que aún desde la lejanía física, es el anfitrión que nos recibe esta noche, en esta su casa, La Casona: John Spencer.

En el colmo de mi descaro, evoco además la Poesía para teatro, del gran conversador –de la palabra hablada y la palabra escrita- peruano, Pedro Granados; así como al trio de títulos de Edgar Artaud, quien en Soy poeta admite su contradictoria condición humana:

Soy poeta. Pero odio la Poesía.
Odio a los estudiantes.
Pero de ellos vivo.
Odio el amor. Pero amo.
Para mí la poesía no es un
asunto de belleza,
sino de vida o muerte.

Y quiero concluir estas personales referencias –que podría continuar, pero no quiero cansarlos más-, con un libro que se fue infiltrando en el alma de su autor con silenciosa hondura, para emerger como pequeños manantiales de luz, por el poder de una escritura que habla de un corazón sabio.

Me refiero a Los jardines del vértigo, de Rémi Blanchard,
poeta que sedimenta sus experiencias vitales en versos que convierten la lectura en un vuelo: el que surca las dimensiones del espíritu.

Leí los textos antes de su publicación, uno por uno y sin poder soltarlos; una, dos, cinco y más veces, porque hay en ellos un recuerdo que nos conmociona -en este mundo donde avasalla la atroz pedagogía del crimen-: el recuerdo de lo que está escrito con luz en nuestras almas y que el artista nos permite leer en cada uno de sus versos.

Celebro la aparición de este libro, con toda la grandeza que un acontecimiento así representa: el del poder humano por seguir dándole vida a la poesía y que, de manera tan generosa, se comparte.

José Antonio Gaspar Díaz.

Cuernavaca Mor., Octubre 13 de 2017.

*texto leído el día de la presentación del libro de Rémi Blanchard. Los jardines del vértigo.
 
Los jardines del vértigo
Rémi Blanchard
120 ejemplares
La Cartonera
Cuernavaca, Morelos
Octubre, 2017
lacuernacartonera@gmail.com

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